Superar modelos tradicionales en la enseñanza de lenguas


Tema del mes de agosto: iniciativas para la educación del futuro

Por Silvia C. Enríquez
Soy profesora de inglés y he dado clase en todos los niveles. Desde hace tiempo, sin embargo, mi labor se centra en la enseñanza a alumnos de grado y posgrado en la universidad. Además, coordino la Sección de Cursos Especiales en inglés de la Escuela de Lenguas de la UNLP. Me limitaré a narrar brevemente dos de las principales ideas que guían mi opinión acerca de cómo se debe enseñar una lengua para que su aprendizaje sea significativo. Mucho de lo que diré se reduce a buscar modos de poner en práctica ideas ya conocidas acerca de la metodología de la enseñanza de lenguas, junto con algunas aseveraciones del constructivismo. Todas ellas han sido abundantemente repetidas, pero muy poco puestas en práctica de modo sistemático.

Más autonomía

En la enseñanza de lenguas se puede tomar una medida muy simple que, sin embargo, no es tan común: fomentar la autonomía de los estudiantes contribuyendo a que aprendan a aprender mediante el empleo del material de consulta (en papel y digital), incorporado sistemáticamente al aprendizaje. Se logrará así propiciar que, al experimentar cómo se aprende con ellos, los alumnos comprendan y valoren su función y puedan continuar recurriendo a ellos fuera del aula. En Internet, además, se encuentran otros recursos que pueden contribuir al mismo fin.(1)

En la enseñanza de la escritura de textos académicos a alumnos de grado, aplico la metodología del aula invertida. Así descubrí que una clase es mucho más interesante si se les pregunta a los alumnos qué saben sobre el tema propuesto, o si se les pide que busquen ellos mismos la información necesaria para desarrollar el tema. Además, entiendo mejor los intereses de mis alumnos (reflejados en la gran cantidad de material que buscan y encuentran) y veo la satisfacción que les causa comprobar que sus aportes son útiles y despiertan el interés de sus compañeros.(2)

Una enseñanza de lenguas más conectada con la realidad

Según Krashen (2003), las clases de lengua pueden ayudar al alumno, pero no necesariamente lo hacen. En general, los profesores de lenguas extranjeras deben seguir una planificación que solo incluye las actividades propuestas por el libro de texto elegido. Si esto se hace sin reflexión, esas clases a menudo se transforman en una (bastante inútil) sucesión de explicaciones gramaticales seguidas de la resolución de ejercicios en un cuadernillo, dando más importancia a la corrección de la expresión que a los contenidos expresados.

Este tipo de clases no garantiza que se alcance el objetivo último del aprendizaje de un idioma: comunicarse con él y comprender a otros cuando lo emplean en una situación de la vida real. Esta destreza se logra, sobre todo, usando la lengua cuando existe una verdadera necesidad de hacerlo, en situaciones que (si se las planifica para una clase) deben tener la mayor conexión posible con la realidad(3). Por ello, siempre se debería complementar el libro de texto con la exposición a ejemplos y situaciones que resulten comprensibles y atractivos (y, en consecuencia, motivadores) y con actividades basadas, en lo posible, en la resolución de tareas, como aconseja Ur (1996). De este modo, se contribuye a mejorar el aprendizaje y la motivación de los alumnos mientras desciende el filtro afectivo (Krashen, 2003), porque se pone el foco en los contenidos y así se evita la presión que sienten por no cometer errores gramaticales, como si esto fuera tan importante. Por ello, es imprescindible explicarles que un error debe ser visto, en realidad, como una oportunidad de adquisición de nuevos conocimientos.

También evito la escritura de textos triviales e insustanciales, destinados solamente a practicar gramática, pidiendo a mis alumnos que escriban textos que cumplan una función en la vida real, para lectores también reales. Así, mis alumnos del Taller de Escritura de Textos Académicos escriben artículos o papers de sus respectivas disciplinas que necesitan para enviarlos a congresos o publicaciones, o bien textos para alumnos de grado que publican en el proyecto Academic Writing en Wikiversity. Los alumnos de los Talleres de Inglés para adultos mayores, por su parte, publican información sobre Argentina en otros dos proyectos.
Las ideas expuestas aquí me parecen centrales. Sé que mis elecciones no resultarán necesariamente aplicables en la enseñanza de la lengua en otras circunstancias, pero espero que narrarlas pueda ser útil para que otros docentes saquen sus propias conclusiones y den rienda suelta a la creatividad e iniciativa que tanto necesitamos para dejar atrás un modelo educativo que ya no consideramos adecuado.

Referencias

Krashen, S (2003). “Principles and Practice in Second Language Acquisition.”

Ur, P. (1996). A Course in Language Teaching. Practice and Theory. Cambridge, Cambridge University Press.

(1) Más sobre este tema en Enríquez, S. y Benítez Gnecco, M. (2014) “El uso de las herramientas tecnológicas en clase. Análisis del empleo de las TAC en las clases de la Sección de Cursos Especiales de la Escuela de Lenguas”  y Benítez Gnecco, M; Enríquez, S y Garozzo, M. (2015). “Optimizar y facilitar el trabajo docente con herramientas digitales”. También en Bergna, B, Enriquez, S., Gargiulo, S., Poza, V. y Wenk, N (2015) “Una Biblio- y webgrafía sobre enseñanza y aprendizaje”.
(2) Ver más en http://www.ub.edu/bonespractiquesdocents/index.php/es/metodes-i-activitats/activitats-col-laboratives/39-el-aula-invertida.
(3) Mi opinión sobre este tema está más desarrollada en este artículo.

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