Aprender a comunicarnos mejor


La educación en línea en tiempos de Coronavirus – Parte 42

Por Silvia C. Enríquez

Según nuestra experiencia y lo expresado a esta Comunidad por una serie de miembros, existen dos razones principales por las que muchas personas se sienten inseguras o incómodas ante una clase virtual: el desconocimiento o escasa comprensión de la metodología de trabajo y la distancia física. En general, es este es el verdadero motivo por el que, como se ha vuelto común oír, hay estudiantes que “no quieren estudiar”. Lo que en realidad les sucede es que sienten que trabajan en soledad, sin la ayuda necesaria, aun en los casos en los que tienen la posibilidad de hacer consultas a sus docentes. Además, muchas personas se sienten expuestas cuando deben mostrar la propia imagen en una videoconferencia o socializar ideas por escrito. Son todas reacciones lógicas y ya conocidas por quienes damos cursos virtuales, que es fundamental comprender y tratar de evitar.

Una de las principales herramientas con las que contamos para remediar este tipo de situaciones es, como ya afirmamos anteriormente, la comunicación clara de toda la información necesaria para que nadie trabaje o estudie sintiendo que le falta apoyo o que debe adivinar cómo hacer lo que no se ha explicado con claridad, porque no sabe si puede preguntar, o cómo hacerlo. Es preciso explicar todo lo que se explica en la presencialidad, y aun más.

No se deben subestimar las complicaciones que pueden surgir al no poder tener conversaciones cara a cara y, por ello, en la comunicación virtual asincrónica (sea oral o escrita) no deberíamos sorprendernos ni ofendernos si alguien no nos comprende o nos dice que falta algún dato, aun cuando nuestro mensaje haya sido claro para muchas otras personas. Cada pregunta, cada duda que alguien manifieste, nos da la oportunidad de ser flexibles y reformular o completar lo ya dicho o escrito, si es necesario, para poder transmitirlo todavía mejor y por eso, deberíamos darle la razón de modo explícito a quien la tiene y agradecerle. Nuestro objetivo debe ser lograr un lenguaje claro, concreto y, a la vez, lo más breve posible. No es fácil y por ello, nunca está de más pedir que alguien lea o escuche nuestras comunicaciones y nos diga si las entiende o debemos hacer algún ajuste.

No disponemos solo de la lengua

Existen infinidad de recursos escritos para aprender a emplear las herramientas tecnológicas necesarias para la enseñanza y el aprendizaje, pero también podemos apoyarnos en el uso de imágenes, que en general son necesarias y convenientes. Para quienes emplean una plataforma educativa por primera vez, por ejemplo, es sumamente útil contar con instructivos, también llamados tutoriales, sobre cómo navegar por ese espacio y qué funciones cumple cada una de sus herramientas. Encontraremos miles de ellos ya disponibles en internet en formatos varios, muchas veces acompañados por texto: videos, presentaciones con diapositivas, archivos de audio. Algunos están destinados específicamente a docentes (tales como este) o estudiantes (ver, por ejemplo, aquí) y, en este último caso, son también muy útiles para padres y madres de quienes están en sus primeros años de escuela. Basta con encontrar el más adecuado a nuestras necesidades. Nuestro blog, por ejemplo, cuenta con la sección Herramientas, en la que se puede encontrar una serie de instructivos tales como los que encontrarán en este enlace, que podrían ser también ejemplo de cómo se los puede diseñar cuando resulte preferible o no hallemos lo que buscamos.

También podemos encontrar tutoriales sobre cómo hacer tutoriales, como este con instrucciones para hacer un video filmando lo que hacemos en la pantalla de nuestra computadora.

Quienes trabajamos como personal directivo y docente deberíamos tener siempre presentes nuestras propias dificultades e inseguridades en los primeros tiempos de la virtualización para comprender mejor qué tipo de apoyo necesitan nuestros estudiantes y sus familias. Por ello, a pesar del esfuerzo que hagamos por informar de modo exhaustivo y claro, nunca debemos sorprendernos si alguien pregunta lo que ya comunicamos: aprender a aprender en la virtualidad puede llevar tiempo. Lo importante es que no nos sea necesario comenzar a redactar o grabar la misma respuesta cada vez, sino que podamos responder, simplemente, que ese dato está en un archivo o foro que quien pregunta podrá encontrar fácilmente. Discutiremos en mayor detalle cómo llevar esto a la práctica en el tema del mes de mayo.

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