Por: Abril Maistruarena
Si uno se guía por los principales canales emisores de noticias de nivel nacional, bien podría pensar que la salud pública está en decadencia y los hospitales públicos desmantelados.
Si bien en algunos lugares esto ocurre, afortunadamente en otros aún no. En este último grupo se encuentra incluido el Hospital El Cruce Dr. Néstor Carlos Kirchner S.A.M.I.C. (Servicio de Atención Médica Integral para la Comunidad).
Tal vez la autogestión sea la clave, el no depender de ministerios de salud provinciales o nacionales y ser capaces de administrar los propios recursos. Pero son tantos los factores involucrados que son difíciles, sino imposible, determinar si esto es así sin un análisis profundo de situación.
Lo cierto es que cuando uno ingresa a la institución se encuentra con un centro de salud de última tecnología, en un edificio nuevo y que pertenece al sector público. Parece surreal, pero no lo es. El Hospital El Cruce se encuentra ahí, en Avenida Calchaquí 5401 de la localidad de Florencio Varela, plantado para el que quiera ver que mantener un centro de salud público en buenas condiciones, es posible.
Concretamente sobre el servicio de farmacia, es llevado adelante por profesionales que, además del conocimiento académico, le aportan alma y corazón a las tareas de las cuales son responsables día a día. Perfectamente distinguibles del resto del personal por el ambo bordó, en el servicio trabajan farmacéuticos, técnicos y personal administrativo; estos últimos dos perfectamente capacitados y conscientes de la importancia de la labor que realizan.
La automatización de ciertos procesos, como la validación online de las prescripciones y el uso de sistemas de dispensación Pyxis, facilita las tareas y hace que se tenga más tiempo para el ejercicio de la farmacia clínica. Como alumno que no ha visto mucho de la farmacia hospitalaria más allá de la teoría académica, estas facilidades tecnológicas pueden resultar muy atractivas, pero a todo momento, el mensaje es que no son estrictamente necesarias para tener un buen servicio de farmacia.
Como repetidas veces recalcó la coordinadora del servicio, lo interesante se encuentra puertas afuera, en la interacción con las demás especialidades médicas. Es allí donde crece la profesión en el ámbito hospitalario, y esto es tangible en este hospital.
Se puede ver que médicos y enfermeros conocen al personal farmacéutico por nombre, y la relación es de absoluta familiaridad. Esto genera una confianza a nivel profesional que tiene como logro mayor el beneficio del paciente.
Se hace necesario aprender de ésta experiencia y comenzar a volcarlo en aquellos hospitales donde la relación médico/enfermero-farmacéutico deba crecer, recordando que el principal objetivo es el bienestar del paciente; las herramientas están, sólo hace falta voluntad. Con un servicio bien gestionado y organizado, lo demás es posible. Y necesario.
Como alumnos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, sólo tenemos oportunidad de ver directamente diferentes ámbitos de trabajo gracias a las cátedras de Economía y Legislación Farmacéutica y a la de Prácticas Farmacéuticas, ambas de quinto año (más allá lógicamente de lo que respecta al ejercicio de la docencia e investigación).
Es por esto que, en particular ésta visita, es de gran expectativa para aquellos interesados en la rama hospitalaria de la profesión, ya que es la única oportunidad en pregrado de ver un servicio de farmacia por dentro (exceptuando a quienes realizan las Prácticas Farmacéuticas en Hospital Italiano y en Evita Pueblo). Y hacerlo en un lugar donde el profesional que allí trabaja lo hace por vocación y la transmite, aumenta el valor de la visita.
Información sobre la Autora:
Alumna de la carrera de Farmacia de la UNLP, cursando Prácticas Farmacéuticas. La visita al Hospital duró cuatro horas y este relato corresponde a la consigna de expresar lo observado en no más de 600 palabras y fue seleccionado entre todos los alumnos que participaron.