Tiempo y espacio de lectura Blog de construcción colaborativa con lecturas literarias, recomendaciones, citas e informaciones

Mesita de luz: releyendo Todas las almas de Javier Marías

(publicado en 1989, en Barcelona, por Random House Mondadori; mi edición es de 2007, Buenos Aires, Sudamericana).

El narrador sin nombre de Todas las almas, el español “quien yo pude ser pero no fui” (en palabras posteriores de Marías) relata sus dos años en Oxford. Los lectores asistimos al instante en que  el autor se desgaja del narrador, aunque sabremos que esa fisura no se cierra definitivamente:

“…pero para hablar de ellos tengo que hablar también de mí, y de mis estancia en la ciudad de Oxford. Aunque el que habla no sea el mismo que estuvo allí. Lo parece, pero no es el mismo. Si a mí mismo me llamo yo, o si utilizo un pronombre que me ha venido acompañando desde que nací y por el que algunos me recordarán, o si cuento cosas que coinciden con cosas que me atribuirían, o si llamo mi casa a la casa que antes y después ocuparon otros pero yo habité durante dos años, es sólo porque prefiero hablar en primera persona, y no porque crea que basta con la facultad de la memoria para que alguien siga siendo el mismo en diferentes tiempos y en diferentes espacios. El que aquí cuenta lo que vio y le ocurrió no es aquel que lo vio y al que le ocurrió, ni tampoco es su prolongación, ni su sombra, ni su heredero, ni su usurpador”.

Oxford, la ciudad en la que el tiempo parece no transcurrir. Allí suceden el amor y la despedida, la enfermedad, la soledad, los secretos, la comicidad (desopilante, la formalidad de una cena de profesores oxonienses, digna de la merienda de locos de Alicia en el país de las maravillas). El mundo entero y la necesidad de narrarlo “porque todo debe ser contado una vez al menos”.

La literatura de Javier Marías nos asombra cuando nos lee. Nos pone palabras en la boca para nombrar los detalles más nimios o los eventos mayúsculos. Todas las almas tienen su protagonismo en esta novela.

Guillermina Piatti



Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin, publicado por Alfaguara en 2019.

La intensa y agitada vida de la escritora (relaciones familiares complicadas, la batalla contra la adicción al alcohol, tres matrimonios fallidos, cuatro hijos, distintos trabajos para poder mantenerlos) inspiraron esta antología de relatos.

Todo me resulta imprevisible, aunque a la vez verosímil y natural: “Llevo cuatro años trabajando en hospitales, y si algo he aprendido es que cuanto más enfermo está un paciente, menos ruido hace. Por eso los ignoro cuando llaman por el interfono”.

Me cautiva la mirada tierna e irónica de la autora: “No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas”; aunque habla de hospitales, prisiones, cementerios, centros de desintoxicación, en sus relatos hay humor y profundidad emocional a la vez, como cuando se dirige a su madre recientemente fallecida:  ”Mamá, tú veías la fealdad y el mal en todas partes, en todo el mundo, en todos los lugares. ¿Estabas loca o eras una visionaria?”

Lila Tiberi


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