Por arte, al amor (Poemas) Juan Pablo Angelone.

Me encontré con este libro, de unas humildes 50 y tantas páginas, en una librería de usados. No conocía el autor, mucho menos el libro. Lo compré, creo que por menos de $100, porque me gustó su portada y porque me llamó poderosamente la atención su título, una resignificación de la frase súper cliché “Por amor al arte”.
Cuando llegué a mi casa y me dispuse a ver de qué se trataba, me encontré con muchos poemas muy distintos en estilo, muy iguales en contenido. Todos, de una manera u otra, nos hablan del amor. Algunos, como lo hacía Almafuerte, otros, con la pomposidad armoniosa de Neruda. Muchos más, con un estilo propio, que relata el amor siglo XXI.
Por arte, al amor no sólo habla del amor. Habla del sexo, lo poetiza y problematiza, habla de esa confusión -conocida por todos e ignorada por muchos- de creer que el sexo es amor, o viceversa. Así, nos encontramos con una obra con enorme carga poético-metafórica que nos habla de lo más carnal que el humano conoce, mientras que sin pudor expresa las miserias que del acto de amar, y desear, emanan. Accedemos entonces a una obra que relata el amor y el deseo desde los celos, la posesión, la idealización y el morbo, a la vez que opone también la ternura y el cariño más sinceros.

Mujeres haciendo el amor
Hoy es viernes por la noche, y estoy solo.
Mañana, tal vez, no lo sea.
Y aunque más de una vez he reprobado en castidad
mientras comenzaba mi semana a deshojarse,
hoy es viernes por la noche, y estoy solo.

Dos mujeres que conozco están, acaso, en la cama,
con sus hombres.
Una es el amor del pasado y el asco del presente.
La otra es amor del hoy, aunque lo ignora.
No es pecado amar a la mujer del prójimo.
Lo imperdonable es atreverse a la ilusión.

Acaso todas mis mujeres, las que fueron y serán,
o no,
estén ahora en la cama con sus hombres.
Tal vez lo esté sólo una,
que es lo mismo que decir todas.
O tal vez ninguna,
ni siquiera mis amores pasado y presente.
Acaso todas y ninguna piensen que hoy,
cuando es viernes por la noche,
estoy volviendo a reprobar en castidad
mientras la semana comienza a oler a viejo.
Y ahora las mujeres que fueron y serán,
o no,
se entregan a mí desde la sombra de una sospecha sin alma.
Telepatía de sexos encadenados.
Curiosa y perversa orgía sin cuerpos.
Mateo Serrichio