Horizontes para la reconfiguración de la enseñanza

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Alejandro Héctor González Príncipe – alejandro.gonzalez@presi.unlp.edu.ar   
III-LIDI Instituto de Investigación en Informática LIDI.  Facultad de Informática. Director General de Educación a Distancia y Tecnologías de la Universidad Nacional de La Plata.

Resumen

El presente trabajo es un ensayo sobre la reconfiguración de la enseñanza. Tiene su origen en la transcripción de la conferencia brindada en el CIAEC (Centro de Investigación y Apoyo a la Educación Científica) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica  en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el mes de abril de 2022. El ensayo retoma los ejes centrales de la conferencia de manera de ampliarlos y relacionarlos con constructos teóricos. Se establecen definiciones teóricas a nuevos conceptos y se aborda la complejidad de la clase universitaria en tiempos post COVID-19. Sobre el final se abordan horizontes de trabajo a futuro con preguntas a resolver.

Palabras claves: clase universitaria, aula híbrida, educación a distancia, presencialidad

  1. Introducción

En el año 2022 todos estamos inmersos en el contexto que nos dejó la pandemia del COVID-19. En particular nos centraremos en el ámbito educativo. En la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) tuvimos dos años que fueron casi totalmente virtuales y el regreso a la presencialidad sabíamos, por un lado, que no iba a ser fácil y por otro, que tampoco sería igual. En este sentido, lo primero que quería es introducirme, justamente, en el escenario actual y repasar algunos términos que están hoy circulando (Gonzalez, Barletta y Jaime, 2020).

El primer concepto que me gustaría que analicemos es el de “presencialidad plena”. ¿Qué significa la presencialidad plena hoy?. Entiendo la idea de volver a cómo estábamos en el 2019, pero… eso no es lo que está ocurriendo. Estamos volviendo a la presencialidad pero tiene muchas cosas que van cambiando. Este retorno tiene muchos bemoles diferentes a la presencialidad a la que estábamos acostumbrados. Este concepto es incorporado desde lo dialogado, tanto del poder político nacional como en las voces de diferentes actores de las universidades, pero no es una idea fundada ni trabajada desde lo académico o desde la práctica habitual docente. ¿Reviste la idea de concepto? No está claro para definir una situación distinta a la educación de emergencia, situación que se dió entre 2020 y 2021 en el ámbito del ASPO (Aislamiento social preventivo y obligatorio)  y DISPO (Distanciamiento social preventivo y obligatorio) en Argentina. 

Otro concepto es el de “enseñanza en pandemia”,  “educación de emergencia” o “corona teaching”, que podríamos definirlo como lo que ocurrió durante los años 2020 y 2021 donde cada docente pudo resolver sus clases con diferentes recursos dentro de la institución en la que se encontraban para poder garantizar la continuidad pedagógica. (Dussel, Ferrante y Pulfer, 2020). 

Además, en 2021 apareció otro término que es el de “aula híbrida”. El aula híbrida, en el contexto argentino, hace referencia al aula remota, que es un aula que tiene capacidad de transmitir hacia afuera (Landau, Sabulsky y Schwartzman, 2022). Este término se volvió complejo para las personas que venimos trabajando desde hace muchos años en educación mediada por tecnologías digitales. Los términos más utilizados son los de “aula extendida” o “aula porosa” (Martin et al., 2012). Y en general hasta el momento cuando se habla de procesos de “hibridación” se hace referencia a la semipresencialidad o b-learning que incluye el aula extendida o porosa (González Alastrué, 2019). Esta confusión terminológica es habitual cuando interviene solo un área o disciplina e intenta imponer su terminología sobre un campo complejo y que se caracteriza por lo multidisciplinario. También es acompañado de una tendencia a la normalización de las acciones educativas y de las intervenciones didácticas dentro del armado de un proceso educativo.

La “educación a distancia” (EaD) tiene su propia historia, y tiene un antecedente de enseñanza fuertemente asincrónica (Mena, 2014). Asincrónico significa que el proceso educativo se desarrolla en diferente tiempo y lugar (Moore, 1991). La EaD nace en este espacio tiempo diferente y la presencialidad viene de otro lugar: mismo espacio y mismo tiempo. Michael Moore (2013) establece un esquema continuo entre ambas situaciones y habla de distancia transaccional. Pero la distinción actual por opuestos (distancia/presencia) hace que cueste mucho analizar y superar esa dicotomía. La EaD ha resultado ser más flexible a lo largo de los años, incorporando lo sincrónico;  pero la presencialidad, obligada por la pandemia, se corrió de su lugar y esto es lo que vamos a intentar entender y analizar.

La “educación digital”, por otro lado, hace referencia a una educación digitalizada, mediada por herramientas tecnológicas, más cercano a lo que estamos viviendo hoy en el contexto educativo universitario. Utiliza diferentes estrategias didácticas mediadas por tecnología digital.

2.El “sentido” de la clase universitaria

En la actualidad hay diversos espacios virtuales y físicos, y materiales de estudio que se amplían y complejizan; que hacen que ese sentido de la clase universitaria clásica, se vea interpelado, cambiado, modificado. Como profesores se nos presenta un escenario muy cambiante que a veces nos puede gustar y a veces no, pero ocurre todo el tiempo. Por ejemplo, la utilización del celular en la clase presencial hay que entender que es parte de este nuevo sentido de las clases universitarias. 

La videoconferencia fue la herramienta que más rápido solucionó las problemáticas de la pandemia. Entiendo que esto fue así porque era lo que más reproducía (o más se parecía) a una clase presencial. Nos ayudó como docentes a aprender cómo resolver esas situaciones de ausencia física. Aprendimos nuevas formas de comunicarnos, el vernos/no vernos, problemas de acceso, videos freezados, habilitación del habla o del compartir archivos, entre muchas otras.

Por otro lado, los entornos de enseñanza virtual resolvieron el problema de la enseñanza asincrónica, muy resistida por los docentes antes del período de ASPO. Las clases asincrónicas fueron lo más novedoso para muchos docentes (Rama, 2020). Los preconceptos sobre la enseñanza a distancia, que se presentaron al inicio de la pandemia, desaparecieron.


3. Saturación tecnológica y saturación presencial

Mirando en retrospectiva una de las cosas que no fueron adecuadas durante la pandemia fue la “saturación tecnológica”, es decir, el pasaje obligado y repentino de un modelo educativo en el que el uso de la tecnología era esporádico a una saturación en la que los docentes tuvieron que incorporar a sus clases la utilización de las  aulas virtuales, los cuestionarios en línea, el zoom. Todas herramientas que hasta el 2020 no formaban parte de la enseñanza.

Por otro lado, el contra sentido de esto, es la “saturación presencial”, que sería el equivalente a tener aulas sobrepasadas de estudiantes, donde solo es posible  la toma de asistencia física en el lugar, sin importar mucho qué ocurre en ese tiempo y espacio  pero respondiendo a un modelo establecido que garantiza el proceso educativo y el mismo no es discutido.  

El mejor modelo que uno puede pensar hoy, luego de las lecciones aprendidas,  es uno que tome lo mejor de lo presencial y la distancia  y pueda combinarlo para poder evitar cualquiera de estas saturaciones. Este concepto no es nuevo y Casamayor et al. (2008) lo define como “b-learning”.

Dada la tensión que deviene desde la clase presencial hay que preguntarse ¿para qué necesito una clase presencial y para qué no?. Acá la “herencia acumulada” hace y colabora a compartir saberes que se enriquecen en el encuentro con otros (Dussel, 2011). El encuentro presencial, es un espacio donde uno puede equivocarse y volver a intentar. Ese espacio presencial se puede pensar desde el siguiente análisis: hay que aprovechar el espacio presencial para otro tipo de encuentros, más allá de la “transmisión del saber”. Por ejemplo, es fundamental que el estudiante tenga la práctica del laboratorio de química, eso es irremplazable y hay que hacerlo. Pero también se pueden incluir otros dispositivos por ejemplo de laboratorios virtuales. Esto puede servir de antesala para la práctica final que tiene que realizar el estudiante. Estas actividades prácticas con formato digital se pueden empezar a pensar, planificar e integrar en la práctica diaria presencial (Mena, 2021).

4. El lugar de lo sincrónico digital

Hay también una fuerte discusión en redefinir algunos conceptos ligados a la presencialidad  y empezar a trabajar el tema de la “sincronía por videoconferencia” que hoy por hoy se considera como presencial: estar en diferentes lugares pero al mismo tiempo. Hay que tener en cuenta en este caso los roles, qué pasa con la atención, con la mirada del otro (Igarza, 2021). Es una comunicación subyacente, como indica Igarza (2021). Hay riesgos de desconexión, de bloqueo, de intromisión. Este tipo de inconvenientes requieren ser revisados y aprender a trabajar con ellos. Lo otro que hay que pensar es ¿para qué una videoconferencia?. Un posible buen uso sería en exposiciones teóricas donde se recuperen aspectos centrales de lo trabajado previamente, por ejemplo, de manera asincrónica. También se pueden crear espacios sincrónicos de consulta o tutorías con grupos reducidos. Además, se puede realizar una actividad colaborativa en línea luego de haber trabajado varios temas.

5. La clase reconfigurada

Se presenta así la idea de “clases reconfiguradas”, como se ve en la Figura 1, donde aparecen como elementos estructurantes el aula presencial, el aula virtual, los materiales didácticos digitales, las prácticas, las evaluaciones. 

Figura 1

Elementos estructurantes del aula reconfigurada

Nota: Elementos estructurantes del aula reconfigurada.

El foco en esta reconfiguración se puede establecer en las prácticas: deben ser actividades que sean posibles de realizar mediante la virtualidad y los materiales didácticos digitales. Deben fomentar la interactividad y la interacción entre los participantes. No se puede realizar todo con libros físicos porque, primero, a veces son caros, a veces son difíciles de acceder pero, la realidad es que es un formato físico papel que después, trasladado a una clase reconfigurada donde media lo virtual, conviene que ese material esté en otro formato.  

El espacio virtual no es el espacio físico presencial y el formato de los materiales didácticos requiere ser revisado y transformado. Esta transformación ha sido la más lenta y algunas de las causas son el tiempo y producción que requieren. No escapa a la lógica habitual ante la introducción de una nueva tecnología. Esto es recurrente en la historia de la humanidad y en todas las áreas de conocimiento. Por ejemplo, cuando apareció el cine (Molano ,2018), las primeras películas eran una representación de una foto familiar donde se podía captar movimiento pero se representaba el esquema de la foto. O como ocurrió en Abril de 2020, el Zoom utilizado para reproducir la transmisión/exposición del docente frente al aula.

La idea es pensar en esos materiales didácticos digitales que puedan ayudar a hilvanar toda la secuencia que se plantea. Los materiales didácticos digitales se incorporan en el aula virtual, que se anexa al aula presencial, creando un aula extendida. 

¿Qué pasa en el aula presencial? ¿Cómo se incorpora la videoconferencia en este modelo de aula extendida?. Por ejemplo, en la UNLP recibimos cámaras que le permiten a los docentes transmitir desde el aula presencial hacia afuera para aquellos estudiantes que no están en ese momento en el aula. Esas cámaras tienen un lente que los siguen para donde se mueven, tienen zoom, y un muy buen micrófono de largo alcance. Son dispositivos tecnológicos que se incorporan y nos hacen revisar el armado de la clase presencial, que es como nosotros damos las clases en esta presencialidad plena. 

La estrategia, entonces, a modo de sugerencia es tomar lo mejor de las dos opciones pedagógicas (presencial y distancia), y tratar de dejar de pensar, también, que todo tiene que transcurrir en el aula física. Hay que reconfigurar la tecnología del aula presencial, hoy no alcanza con un cañón, con un proyector. Una de las cosas que más se le puede reclamar a la educación a distancia asincrónica es la pérdida de oralidad. La oralidad, es algo que se puede suplir, pero probablemente se puede trabajar mejor en lo presencial. Sin embargo, todo tiene maneras de resolverse y hay que intentar encontrar y saber cuál es la mejor opción para cada caso.

Otro componente de análisis es “la extensión o duración de las acciones educativas”. Lo importante de este componente, es que podamos empezar a pensar en materiales que no sean extensos: para extensión existen los libros. Clases expositivas presenciales no tan largas, videoconferencias más breves. El nivel de atención tiende a decaer con el pasar de los minutos, a veces tampoco alcanza con agregar imágenes, sonido y material audiovisual a ese tiempo, ya que la capacidad de retención es menor que otras estrategias que apuntan al participar y hacer (Gil, 2010).

Por otro lado, existen los micro contenidos digitales que son contenidos más puntuales y que apuntan a un objetivo específico. Además, pueden articularse en un contenido más grande. Aquí se utilizan mucho los videos  y es importante, en este punto, destacar que deben ser videos cortos que pueden estar divididos por los bloques de la clase (Dalmau, 2012). Para poder enseñar mediante materiales digitales, es recomendable utilizar aquellos que sean concisos, con pistas cognitivas para que los estudiantes puedan enlazarlos: es decir, no dar todo servido pero tampoco sobre saturarlos con lecturas que simplemente no ayudan a la comprensión inicial de un tema.

También debe procurarse la diversidad de los medios: se debería poder incorporar diferentes medios dentro de un material didáctico. El docente, en un contexto asincrónico, en el que no se encuentra junto a los estudiantes, deberá trabajar diferentes formas de comunicación con ellos. Una estrategia posible es el remix  de los materiales. El remix permite reutilizar materiales en diferentes formatos y analizar nuevos conceptos (Odetti y Schwartzman, 2013). El profesor arma su clase a modo de mapa de navegación que permite visitar y revisitar diferentes conceptos a través de diferentes medios.

En síntesis, un “aula reconfigurada” debe contemplar e incluir tanto lo sincrónico como lo asincrónico, los materiales educativos, las prácticas y estrategias de evaluación mediadas por tecnología digital. 

6. Horizontes posibles

A corto plazo, en las instituciones universitarias se verán interpelados los encuentros reales cara a cara, los lazos afectivos, la generación del espacio de lo público y la vivencia sobre lo común en el lenguaje, en los ritos, en la simbolización. 

Mientras que, a mediano plazo, los horizontes posibles que vemos tienen que ver con que los soportes van a cambiar, vamos a trabajar en nuevos soportes que puedan tenerse en cuenta. Las experiencias de los estudiantes también van a demandar nuevas estrategias educativas. Los docentes conocemos otras formas que también vamos a querer seguir utilizando o modificar.

A largo plazo, lo que sí sabemos, es que las formas de trabajo van a cambiar. La estructura física del espacio de trabajo del aula es inconsistente y ajena al  mundo diario, no solo el laboral sino también el particular. 

El uso del espacio tiempo en el ámbito laboral productivo está cambiando.  El proceso educativo ha acompañado esta idea desde los orígenes, por lo que es de esperar que la idea de aula como “fábrica” de producción de saberes se transforme. También, debemos romper con algunos conceptos que tienen que ver con el uso de la tecnología. Por ejemplo, estos dos años nos demostraron que, si bien tienen un acercamiento mayor, los adolescentes no siempre tienen apropiado el uso de lo digital. Estas ideas son a las que tenemos que prestarle atención y ponerlas en tensión. Se puede  avanzar un poco más en que las experiencias educativas sean más ricas en formatos tecnológicos digitales diversos. No va a ser necesario ser especialista en diseño de materiales para componer un aula reconfigurada.

 7.Algunas preguntas que surgen

Dejo estas preguntas que surgieron de la conferencia a modo de trabajo de reflexión, para que cada uno pueda ir respondiendo.

  • Pensando en reconvertir las clases presenciales, ¿vos crees que es positivo incorporar alguno de estos recursos tecnológicos digitales en el aula presencial? No estoy hablando de una hibridación simultánea sino de una presencialidad combinada con algún componente digital. 
  • ¿Está definida ya la presencialidad sincrónica? Porque la realidad es que no siempre son las mejores prácticas virtuales las que se dan sincrónicas, pero tampoco sabemos si lo sincrónico puede ser tomado como presencial. 
  • ¿Vos creés que en el mediano plazo habrá realmente una redefinición de los conceptos? 
  • ¿Alguna sugerencia para aquellos estudiantes que son más reacios a la utilización de la tecnología en las clases?

Bibliografía

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