Tiempo y espacio de lectura Blog de construcción colaborativa con lecturas literarias, recomendaciones, citas e informaciones

COORDENADAS DE LECTURA

Encuentros con recomendaciones, citas y voces de la literatura

Por qué leemos Los comienzos

Para ser grande, sê inteiro: nada, de Fernando Pessoa – Ricardo Reis

https://drive.google.com/file/d/1LHCA1sq2IvAWIwznkoBGgrdTFZbVUU1K/view?usp=sharing

Para ser grande, sê inteiro: nada
          Teu exagera ou exclui.
Sê todo em cada coisa. Põe quanto és
         No mínimo que fazes.
Assim em cada lago a lua toda
        Brilha, porque alta vive.

Fernando Pessoa fue un poeta portugués del siglo XX. Inauguró, junto a otrxs escritores y artistas, lo que sería el Modernismo portugués. Pessoa fue un poeta muy particular, múltiple. Asumió otras identidades al originar heterónimos, cada uno singular y distinto de los demás. El poeta heterónimo que elegí para esta sección es Ricardo Reis. Ricardo Reis es como un profeta, un místico. Se observa en su obra una relación particular con lo divino.

Barbara Lopes

Le Assaggiatrici, de Rosella Postorino

“In cortile, il sole alto di mezzogiorno slabbrava i contorni delle abitazioni vicine alla caserma, ammutoliva gli uccelli, sfiancava i cani randagi. Qualcuno disse andiamo dentro, fa troppo caldo, un caldo insolito per giugno, disse qualcun altro. Vidi le mie compagne incamminarsi pigre nell’aria opaca, mi mossi a mia volta, ad ogni passo il piede atterrava come da un gradino, barcollai. Socchiusi gli occhi per mettere a fuoco. Fa caldo, un caldo innaturale, è solo giugno, ho un calo di pressione. Mi sorressi all’altalena, le catene scottavano, la nausea mi risucchiò lo stomaco, una ventosa, la sentii salire rapida fino alla fronte, il cortile era deserto, le mie compagne erano rientrate, ferma sulla porta una figura in controluce. Il cortile si inclinò, un uccello perse quota, sbattè forte le ali. Sulla porta c’era Ziegler, poi non vidi pìu’ nulla.
…………………………… Sentii le altre piangere, non riconoscevo il loro pianto. Le risate puoi distinguerle, quella grossolana di Augustine, i saltelli brevi dell’ilarità di Leni, lo strombettio nasale di Elfriede, la risata a capitombolo di Ulla. Ma il pianto no, nel pianto siamo tutti uguali, il suono è lo stesso per tutti.”

COMENTARIO
En el otoño del año 1943 en Gross-Partsch, un pueblo alemán cercano a la “Wolfsschanze” (la madriguera del lobo), uno de los últimos refugios de Hitler, se eligen diez mujeres jóvenes y saludables “le assaggiatrici”, es decir, las catadoras que todos los días a la hora del almuerzo y de la cena deben probar los manjares cuidadosamente preparados por el cocinero Krümel y destinados al Führer. Hitler se siente amenazado y una de sus obsesiones es que podrían envenenarle la comida. Por esta razón Rosa Sauer y sus compañeras – tras ingerir los alimentos – permanecen bajo observación alrededor de una hora para que el médico de las SS pueda cerciorarse del estado de la comida; solamente después se la sirve al Führer.
Rosa dice: “Il mio corpo aveva assorbito il cibo del Führer, il cibo del Führer mi circolava nel sangue. Hitler era salvo. Io avevo di nuovo fame.” (“Mi cuerpo había absorbido la comida del Führer, la comida del Führer circulaba en mi sangre. Hitler estaba a salvo. Tuve hambre otra vez.”)
La escritora analiza la ambigüedad de las pulsiones y de las relaciones humanas, los sentimientos encontrados, la fragilidad frente a una experiencia devastadora.
¿Hasta dónde podemos llegar para sobrevivir? ¿En quién podemos confiar si el bocado que nos nutre podría matarnos, si el que decidió sacrificarnos está al mismo tiempo salvándonos?
“Le assaggiatrici” es una novela histórica y el personaje de Rosa Sauer se basa en la vida de Margot Wölk la catadora que a los 96 años decidió hablar de su experiencia. Rosella Postorino ya había logrado coordinar un encuentro con ella en Berlín en septiembre de 2014 pero la señora Wölk falleció poco antes de que pudiera concretarse.

Luisa Armentini

El último encuentro, de Sándor Márai

Un argumento simple: dos amigos que no se han visto en 41 años se reencuentran para develar, por fin, la verdad de un singular secreto.
El sendero que me vuelve a la lectura y relectura de esta novela me viene acompañando desde hace más de diez años. Quizás porque es el último libro (entre tantos) que compartí con mi padre y que nos quedó por comentar. Aunque me dio su primera impresión – “es el mejor libro que leí»-  no le alcanzó el tiempo para ofrecerme sus razones…
Por eso, cada vez que lo releo, me detengo en algún fragmento que, imagino, lo hubiera podido justificar. Hoy copio aquí mi último subrayado (casi estoy segura de que mi padre lo habría destacado también):
“¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido esa pasión, quizás no hayamos vivido en vano? ¿Qué así de profunda, así de malvada, así de inhumana es una pasión?… ¿Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?…Tal es la pregunta. O puede ser que se concentre en una persona en concreto, la misma de siempre, desde siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero no por ello, ni por sus acciones ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella…”

Guillermina Piatti

El cuaderno de Nippur María Vázquez

Este libro no es ficción. Es difícil decir qué es, no sé si llega a ser autobiografía, tal vez una especie de carta muy extensa. Robin Wood en la contratapa habla de un acercamiento a la poesía, me parece acertado.
Está escrito e ilustrado por María Vázquez. Una mujer con cáncer terminal, que se presenta ante su hijo, quien es,quizás, muy chico para recordarla. Nippur tiene tres años, y María le habla de su infancia, de sus amigos, su familia, su historia, de sus sensaciones al atravesar la enfermedad y del dolor más profundo que tiene: el saber que no va estar con él. Entonces hace este cuaderno, que posteriormente será libro,para estar. Una vía de comunicación entre ambos, esta María y un Nippur más grande que encontrará a su mamá entre las páginas.
Es, para mí, un libro que habla de la muerte, pero sobre todo del amor. El hecho de que sea una historia real da un poco de miedo, y se llora a cántaros, pero hace que se torne de una belleza inconmensurable. Es para leer con un nudo en la garganta, pero no puedo dejar de recomendarlo.
Es una patada al estómago. La muerte está esperándola, agazapada. Esa misma muerte que está latente en todos, es un buen libro para reflexionar sobre eso. Por supuesto para María es mucho más trágico, porque atraviesa una enfermedad terminal. Convive con la certeza de una muerte prematura. Y sabe que no puede hacer nada contra su destino último. En realidad si puede, y lo hace, este libro.
María le habla a su hijo desde la más profunda ternura, con dolor y humor. Es corto y difícil, deja un sabor amargo, pero a la vez una sensación reconfortante.Como el colmo de vivir sabiendo que nos vamos a morir. Le dice a Nippur en las últimas páginas
“Esta es una muerte triste y dulce. Pensá en eso, lo vas a entender.”
Hace de su angustia algo bellísimo y liberador, que la trasciende a ella como individuo, deja una marca y se queda a vivir ahí. Para mí eso es, básicamente, el arte.
Martina Rómulo