El aspecto humano de la educación virtualizada – Segunda entrega


La educación en línea en tiempos de Coronavirus – Parte 31

Por Silvia C. Enríquez

Los resultados de nuestra encuesta de mayo pasado (1) muestran una diferencia clara entre estudiantes y docentes a la hora de evaluar la virtualización llevada a cabo este año: aproximadamente el 60% de las 222 respuestas de docentes afirman que aprendieron mucho en este proceso, que la relación con sus estudiantes (y sus familias, cuando fue el caso) fue estresante pero positiva, y el 80% dice haber recibido suficiente apoyo de las instituciones en las que trabajan. Por su parte, 60% de las 580 respuestas a nuestra encuesta de estudiantes indica que este grupo sintió que el esfuerzo que requieren las clases virtuales es mayor que el de las presenciales, que reciben una ayuda entre baja y media de parte de sus docentes y que están aprendiendo menos. Claramente, como decíamos en nuestra entrega anterior, las respuestas de estudiantes reflejan una experiencia sustancialmente menos alentadora.

Esto es una paradoja porque las herramientas virtuales, bien empleadas, permiten personalizar la educación mucho más que la clase presencial, en la que solo hay tiempo para atender al conjunto, y contribuyen a producir un aprendizaje de, por lo menos, la misma calidad que el de las clases presenciales. Sin embargo, no nos detendremos ahora en las consecuencias de la falta de conocimientos acerca de la metodología de la enseñanza mediada por tecnologías, que claramente explica parte de esta dificultad. Centremos nuestra atención, en cambio, en el sentimiento de relativa frustración, en especial por falta de apoyo, que dejan en evidencia las respuestas de estudiantes.

La preocupación por diseñar rápidamente materiales para continuar las clases (que es, desde luego, preocupación por el alumnado) puede haber hecho que olvidemos el “desafío principal de “humanizar” la virtualidad, o en tal caso no deshumanizarnos en el intento de adaptarnos a la nueva tecnología de la educación del contexto actual” (Carreño y Cabral, 2020). Hacer por primera vez un curso virtual causa miedo a equivocarse o no entender, desorientación ante la novedad. Es imperativo que comprendamos que el cambio de medio y la falta de contacto humano presencial que este conlleva tienen un impacto muy grande en las emociones de toda la comunidad educativa, y debemos respetar y considerar esos sentimientos para que no sean un obstáculo para el aprendizaje. 


Cuando hay una pantalla de por medio, necesitamos un esfuerzo extra para reconocer y sentir la presencia humana, y esto sucede no solo en la enseñanza virtual sino también en el blended learning. Debemos tener en cuenta, por ejemplo, que algunas personas se sienten expuestas cuando deben escribir textos que leerá toda la clase, otras cuando es necesario mostrar su imagen, ya sea en una videoconferencia o simplemente en una foto de perfil. La experiencia demuestra que, aun cuando un curso virtual tenga al frente a una o más personas fácilmente identificables que se comunican regularmente con el alumnado, es probable que haya quienes tengan una sensación de aislamiento, o que crean que el curso y su evaluación o aprobación están a cargo de “el sistema”. Esto, y una serie de factores más, pueden explicar el bajo rendimiento o muchas supuestas ausencias, faltas de cumplimiento y deserciones. 

Es por esto que es imprescindible aprender a humanizar y personalizar al máximo el contacto en la virtualidad. Analizaremos qué es posible hacer en este sentido en nuestra próxima entrega, pero comencemos por preguntarnos: ¿sé cómo se sienten todas las personas que asisten a mis clases (virtuales)? Es decir, ¿les pedí alguna vez, o les pido de modo habitual, que me comuniquen sus dificultades, dudas, inquietudes, sugerencias, necesidades? No basta con que nos preocupemos por cada alumna o alumno (sea cual sea su edad o nivel educativo), sino que es esencial que noten este interés y puedan apoyarse en él. Hacer estas preguntas regularmente es el primer paso para comprender cómo cuidar mejor el aspecto humano, emocional, de nuestras clases.



(1) El análisis pormenorizado de los resultados de la encuesta será incluido en artículos científicos que están en preparación. Informaremos cuando sean publicados.

Carreño, M.S y Cabral, N. (2020) Enseñar y aprender en tiempos de pandemia. En http://entredichos.trabajosocial.unlp.edu.ar/2020/05/12/ensenar-y-aprender-en-tiempos-de-pandemia/

Furman, M. (2020) “La educación como un camino de ida y vuelta”. En Enseñar y aprender en la nueva Alejandría digital. Fundación Telefónica. Telos 114. Yo, alumno. Septiembre 2020. En file:///C:/Users/Silvia/AppData/Local/Temp/Telos_114.pdf

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