Navegar en la incertidumbre. El aprendizaje sobre educación en la pandemia narrado por sus protagonistas – Primera entrega


La educación en línea en tiempos de Coronavirus – Parte 59

Por Silvia C. Enríquez

Menos de dos meses atrás lanzamos una encuesta sobre lo que estudiantes, sus familias y el personal de las instituciones educativas habían aprendido durante la educación de emergencia durante la pandemia. Una de estas personas sintetizó la experiencia, muy acertadamente, con la frase que da título a este artículo: “navegar en la incertidumbre”. Durante este mes queremos transmitir los resultados de esta encuesta y, en primer lugar, agradecer los aportes recibidos.

¿Quiénes respondieron?

Recibimos un total de 43 respuestas de personas que cubren casi todo el espectro de edades y roles en el proceso educativo. Todas las personas que respondieron residen en Argentina; 81,4% de ellas tienen entre 19 y 55 años, mientras que los grupos de 13 a 18 y más de 55 años suman el 18, 6% restante. No hay respuestas de menores de 13 años. El 51,2% de las respuestas proviene del nivel secundario, seguido por 39,5% de nivel universitario y 20,9 del nivel primario. Los niveles inicial, terciario, de posgrado y otros suman el restante 28%.

En cuanto a los roles en el sistema educativo, el 72,1% de las respuestas fueron aportadas por docentes, mientras que tanto los miembros de las familias de estudiantes y las y los estudiantes contribuyeron con la misma cifra de respuestas: 16,3% de las respuestas en cada caso. El personal directivo contribuyó con un 14% y el 16,3% restante fue aportado por auxiliares docentes y otras personas.

 Las respuestas

En esta entrega analizaremos las 37 respuestas que se refieren a lo que podríamos llamar el aspecto humano de la educación, es decir lo relacionado con la comunicación entre los actores del proceso educativo, las relaciones interpersonales y las circunstancias personales que influyeron en la posibilidad de dar y recibir una educación de la mayor calidad posible en la situación generada por la pandemia. La mayoría de estas respuestas refiere un aprendizaje centrado en dos aspectos de esta cuestión: la necesidad de cuidar los vínculos y de contemplar las emociones y necesidades del alumnado y, por otra parte, la importancia de colaborar: “ayudar a otros”.

Tal vez por los términos empleados en la encuesta, que preguntaba qué aprendimos durante la pandemia, las respuestas recibidas hacen poca referencia a errores o carencias y se centran, en cambio, en una mirada positiva acerca de lo que necesitamos aprender para superar los fallos. Hay solo dos excepciones a esto: las 7 respuestas recibidas de familiares de estudiantes mencionan la “falta de compromiso de muchos docentes y del estado”, el hecho de que, en la virtualidad, “las relaciones intra e interpersonales han quedado resentidas con los pares y los adultos significativos” y la falta de atención a los “procesos madurativos emocionales y sociales” de los más pequeños. En clave más positiva, las familias destacan, también, haber aprendido sobre la importancia de la socialización y el juego en la niñez y la necesidad de la juventud de “adquirir comportamientos de ciudadanos responsables”.

El segundo aspecto negativo, que reaparece con frecuencia en las respuestas de docentes es,  en palabras de una de estas personas, la “enorme desigualdad al acceso de conectividad y el acceso de los estudiantes a los recursos informáticos”. Esta situación es vista como una barrera que las y los docentes no tienen modo de franquear.

Por lo demás, las respuestas de docentes, personal directivo y estudiantes coinciden en subrayar la labor que ven por delante: trabajar para mejorar la motivación de sus estudiantes, sostener los vínculos humanos estableciendo un contacto lo más personal posible en la virtualidad (“los alumnos que participan en las clases y prenden sus cámaras tienen mejores resultados”), colaborar con “[p]aciencia, tolerancia, trabajo en equipo”. Algunos comentarios destacan la “capacidad de resiliencia sobresaliente porque aunque no sabíamos cómo ni hasta cuándo, [los docentes] inmediatamente buscamos los medios a nuestro alcance para seguir adelante con nuestra labor”.

El resto del análisis que publicaremos este mes hará referencia a los aspectos pedagógicos abordados por quienes respondieron, después de lo cual podremos sacar conclusiones más generales. Baste, por el momento, volver sobre dos características comunes a lo analizado en esta entrega que son muy auspiciosas: el acento en lo positivo y la mirada puesta en la posibilidad de aprendizaje futuro.

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