Educación en la era pospandemia: la virtualización forzada como oportunidad de reinventar la clase – Parte 2


Por María Constanza Massano y Erica Elena Scorians

Comprender las “nuevas presencialidades” que nos desafían en estos tiempos es una tarea compleja tanto para docentes como para estudiantes pero, a su vez, fundamental (Ver Parte 1). 

Las aulas virtuales y sus múltiples modos de intervención nos permiten pensar el seguimiento de nuestros estudiantes como estrategia pedagógica de acompañamiento en los nuevos espacios, no solo para poder identificar las problemáticas que surgen, sino también para generar estrategias de intervención que favorezcan la autonomía de los estudiantes. Los nuevos entornos permiten desarrollar amplias estrategias de anticipación de las acciones docentes, por ejemplo, a través de la progresión de los contenidos establecidos en el cronograma para permitir una mejor organización y aprovechamiento del tiempo por parte de nuestros estudiantes.

Por otra parte, la variedad de recursos que se pueden proponer en entornos virtuales (videos, ppt narrados, audios, clases escritas, materiales interactivos, etc.) favorecen el dinamismo del proceso de aprendizaje y generan un aprovechamiento de los tiempos. A su vez, es necesario que las actividades propuestas a través de estos diversos recursos nos suministren información sobre la regularidad de participación y posibilidades de acceso en el curso.

Otra de las ventajas de conjugar las clases presenciales con propuestas didácticas en entornos virtuales es que esto permite profundizar o ampliar los contenidos abordados en clase y ponerlos en práctica a través de actividades participativas fuera del horario de clase y, de modo inverso, se pueden proponer nuevos temas a partir de diversos tipos de disparadores, como los recursos mencionados anteriormente, para que nuestros estudiantes los exploren antes de la clase, en la que serán abordados con mayor profundidad (flipped learning o clase invertida). Asignar actividades de lectura, visualización de videos, etc., con preguntas de comprensión y reflexión, previas al encuentro presencial favorece el autoaprendizaje y el compromiso de cada estudiante para con el tema por abordar, ya que se espera que estén mejor preparados para intercambiar ideas y realizar las tareas prácticas grupales que se planteen en clase. 

Además, existen muchos recursos multimedia (por ejemplo, textos multimodales) disponibles en la nube de los que podemos hacer uso tanto docentes como estudiantes para enriquecer nuestra creatividad, favoreciendo nuestra motivación intrínseca y extrínseca. Pensemos, también, en las posibilidades que nos permite la inclusión de la IA en el ámbito educativo reconvirtiendo nuestra práctica docente y abandonando, así, el mero rol tradicional del docente como transmisor de contenidos digeridos y procesados para ser “depositados” en sus estudiantes. Nuestro rol es “guiar y apoyar el aprendizaje de los estudiantes, utilizando la tecnología como una herramienta para facilitar y enriquecer la enseñanza”, como lo desarrollan Alcira Vallejo y Alejandro Gonzalez en su artículo: “La aplicación de la inteligencia artificial en educación: una reflexión crítica sobre su potencial transformador”.

A modo de conclusión, en este breve artículo nos hemos propuesto albergar las nuevas presencialidades en entornos educativos que esta nueva era multimedial nos propone reconstruyendo roles docentes, estudiantiles y sociales en el marco del complejo proceso de enseñanza y aprendizaje mediado por tecnologías.

Referencias

González A. y Vallejo, A. (2023) “La aplicación de la inteligencia artificial en educación: una reflexión crítica sobre su potencial transformador” Boletín Aula CAVILA. Disponible en https://blogs.ead.unlp.edu.ar/boletinaulacavila/2023/02/27/la-aplicacion-de-la-inteligencia-artificial-en-educacion-una-reflexion-critica-sobre-su-potencial-transformador/

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