APS en pandemia ¿freno o despegue?

Autora: Abril Maistruarena

“¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”

Vincent Van Gogh

Con la declaración de la emergencia sanitaria el 12 de marzo de 2020 todos vimos nuestros ámbitos laborales modificarse categóricamente. En lo que a salud respecta hubo sectores que tuvieron que fortalecer la presencialidad y otros que pasaron a lo virtual. Este pase a la virtualidad debió darse sin desmedro de la calidad de la atención, y los servicios farmacéuticos no podían quedar excluidos.

En muchos lugares del mundo, la atención farmacéutica se reinventó hacia la Telefarmacia y la dispensa a distancia, soportada por estrategias de envío a domicilio o cercanías.

Según la American Society of Health-System Pharmacists, la Telefarmacia es la estrategia utilizada en las farmacias en las cuales el profesional utiliza tecnologías de la comunicación para supervisar aspectos operativos o proveer servicios al paciente. Desde revisión de terapéuticas, información de medicamentos hasta decisiones de soporte y consejería para el paciente. Si bien esta definición puede parecer amplia y vaga, llevada a la práctica resulta bastante intuitivo el hacer. Está claro que las tecnologías que pueda proponer una sociedad americana pueden estar muy alejadas de la realidad argentina, ya sea en las capitales como en el interior, y especialmente en el ámbito público.

En la ciudad de Tandil, el sistema de salud está formado por un Sistema Integrado de Salud Pública (SISP), y dos efectores privados. Dentro del SISP, durante el primer año de pandemia fueron 4 profesionales farmacéuticas al frente de diferentes servicios, trabajando para llevar adelante los mismos con todos los cambios que implicaba una situación de pandemia. En lo que a atención primaria de la salud respecta, el hospital tomó la decisión de descentralizar la dispensa de medicación de los pacientes ambulatorios, que se estaba realizando sobre todo desde la farmacia del Hospital, con apoyo de botiquines de Remediar en los efectores periféricos, es decir los Centros de Atención Primaria de la Salud.

Esta descentralización, implicó que las personas ya no se acercaran a la farmacia del hospital sino que tuvieran su tratamiento disponible en los diferentes centros de salud de la ciudad (alrededor de 20), y en algunos casos de pacientes de muy alto riesgo directamente en sus casas.

Ahora, es muy fácil decirlo. Pero ¿cómo se logra que un paciente a 5, 10 km de la farmacia (incluso más) reciba el tratamiento que le corresponde, con la menor posibilidad de error, sin acudir a la farmacia? Telefarmacia. Otra vez, muy fácil decirlo. En el momento no sabíamos que lo que estábamos haciendo tenía un nombre.

En principio, la descentralización se inició recibiendo las recetas digitales, esto es, enviadas por mail. Paciente, Historia clínica, medicación. Cada receta era preparada y etiquetada con todos los datos para su posterior distribución a los efectores. Con 20 centros de salud y más de 120 mil habitantes, de los cuales 30% no tiene cobertura de obra social y/o prepaga, es rápida la cuenta para saber que la afluencia de pacientes a la farmacia es grande para poder cubrir casi toda la demanda por vía digital. Es por eso que fue necesario pasar a la receta electrónica, es decir vía historia clínica electrónica la receta se cargaba en sistema por el prescriptor, siendo posible su preparación y validación desde farmacia. Similar a lo que ocurre con el PAMI (INSSJP).

Esta validación digital en un principio, electrónica meses después, nos llevó a establecer una estrecha comunicación con los equipos de salud de los centros en los barrios. Pero también en ocasiones a comunicarnos con los pacientes directamente. Por teléfono, por mail, por whatsapp, todos los canales resultaron de ayuda en diferentes instancias. Fue así que en muchos casos hubo profesionales de la salud que conocieron la actividad de un farmacéutico clínico por primera vez. En la mayoría de los casos siendo bien recibidas las inquietudes, sugerencias y comunicaciones, en otros teniendo que trabajar sobre la relación de equipo y los objetivos buscados.

Hubo pacientes de muy alto riesgo (inmunodeprimidos por cualquier causa, diferentes enfermedades de base, falta de movilidad propia) que ingresaron en el programa de dispensa a domicilio. Allí era responsabilidad del mismo paciente comunicarse con nuestro servicio con el tiempo suficiente de solicitar la gestión de su receta al prescriptor correspondiente y el envío de la medicación. Estos pacientes se volvieron asiduos en el teléfono, llegando a reconocernos por la voz, a alegrarse cuando nos reencontrábamos al mes siguiente en el llamado, a enviarnos chocolates en agradecimiento. Este programa fue posible ya que hubo prescriptores que se encargaron de realizar las recetas electrónicas desde su casa, generalmente, ya que en su mayoría se trató de personal que se encontraba dispensado por ser de riesgo, pero que siguió colaborando con el sistema desde su hogar. Además la Cruz Roja colaboró con sus voluntarios para hacer los envíos a los domicilios, generalmente en horarios por la tarde y al terminar sus jornadas laborales.

Es así que aprendimos habilidades comunicacionales a distancia, a trabajar aún sin conocernos las caras y a ser un equipo aún desde la virtualidad. La pandemia nos enseñó a este equipo de farmacéuticas que siempre es posible innovar y reinventarse, aún en condiciones poco amigables, para que el paciente reciba el mejor servicio farmacéutico posible. Además el crecimiento se dio hacia adentro del SISP, aumentando la confianza de los directivos en los servicios y en la calidad profesional.

En nuestra ciudad la Atención Primaria de la Salud se vio “favorecida” por la pandemia: el camino iniciado en el 2020 derivó en la creación de un cargo de farmacéutico exclusivamente para el área desde el 2021. Es que cuando un servicio se ofrece, una demanda se genera y el equipo de salud valora la presencia de un nuevo profesional.

Nota sobre la autora: Farmacéutica que desempeña su actividad en la ciudad de Tandil y colaboradora de la cátedra de Practicas Farmacéuticas de la Carrera de Farmacia. Facultad de Ciencias Exactas. Universidad Nacional de La Plata.

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